AROMAS AMARTELADOS

de historias que afilan las madrugadas

sábado, 28 de noviembre de 2009


En su sombrero la constelación de Tauro engendraba un nido; solsticio de Junio entorchado de pléyades bañando el borde, cúmulo de estrellas jóvenes en un inmemorial universo, era el sombrero mantón de distantes luceros, plateada diafanidad, reminiscencia de explosiones de lejanos planetas, neutrónicas estrellas girando sobre sí mismas, nebulosa de cangrejos de neón, no hay mirada de soslayo, no hay mirada de reojo, hoy no hay cielo ni bóvedas celestes; hay una mujer y un cosmos que gira en su cabeza, hay un sombrero y su lección de astronomia.

Se pavoneaba el faldero pavorreal, iridiscente Don Juan, esmerilado casanova que en sus plumas nadaban los ojos del mar, abriendo el azulado abanico hipnotizaba las hortencias a la sombra del manzano, arbolito que en el tronco recostaba una foto perdída de una fémina de pequeñisima cintura. Frente a ella magia, trucos e ilusionismo el pavorreal sondeaba. En su cabeza coronada de persa plumaje creyó que el retrato era mujer, y que la mujer deslumbrada lo miraba; Tenorio pavorreal!, que era una foto la Venus que a tus ojos embobaba.

Detrás de la puerta estoy, yo busco sin ser buscado,... mis ojos son la llave que la abre, mis ojos son la aldaba que la toca. La mirada ( la mía) es la bisagra que favorece el giro, yo la abro, yo la cierro, mi deseo es cerradura y cerrajero, mi pupila un largavista, mi risa la manija, tu no tienes mirilla, no sabes quien soy, eres nardo que en el edén espío, ojo angular, ojo de pez, te miro y no te olvido, te sueño y me regocijo, tu cuerpo es un teatro y yo soy el unico que mira, tengo ojos, grandes ojos, soy mirón soy tu fisgón soy un voyeur. TE ESTOY MIRANDO.

Recostada la cabeza sobre el pecho del hombre, morada de refulgentes quimeras, ave somnolienta de silencioso plumaje, callados capullos brotando en la noche; en el pecho del hombre su cabeza, duerme en paz y se entrega toda, toda ella sobre el pecho del hombre. Sueña turquezas, sueña rubíes; ella respira y se inspira, perdída, consentida, seducida por amarteladas fábulas, abrazándose completa al pecho del hombre, completa se abraza en deleite, de amarillo, plácida en reposo. Así durmió ,toda enamorada. Así sobre el pecho del hombre.

miércoles, 25 de noviembre de 2009



Las piernas, sus piernas, eran dos mandarinas dulces rodando en campiñas angulares, un par de trasnochados juglares recostados del olivo, eran lilas en el arroyo serpentendo prados, limones amarillos eran también. Sus piernas te digo, eran dos arboles sombreando dos enamorados, eran dos promesas cumplidas,dos enloquecidos caballos, eran dueto de sibaritas gardenias; eran un camino florido y bifurcado llevando al mismo camino: El hedonismo...eso eras las piernas. Sus piernas.

Dicen que por el este aparecerá; aguardan las mujeres con mágicos pájaros en sus sombreros y dóciles manos que despliegan abrillantados abanicos ventilando una espera arrastrada por dos milenios. Tal vez, en un barco poblado de espiritus ataviados de esmeraldas el héroe ésta mañana vendrá ,siguiendo la montaña de espoleados soles. Los niños murmuran que será del pecho que en forma de ave foránea emprenderá el vuelo. En los jardines la gente aglomerada espera mirando al viento que en sus brisas guarda el secreto. Ojalá hoy sople nuestras cabezas.

martes, 24 de noviembre de 2009


En las noches cuando llueven dracónidas escapadas de Orión, la constelación de acuario extiende suspiros en la mirada, pórticos del alma, espejos que reflejan celebraciones olvidadas en oscuras madrigueras de la mente; llueve y se aviva el fulgor de todo lo mirado.Estrellas que posan sedimentos de brillante prosperidad sobre los ojos humanos, que fecundan ensueños y escriben libros sobre portento de hombres... es allí el lugar de encuentro y reconciliación, el lugar de los abrazos, y nos abrazamos y abrazados nos salvamos todos... TODOS.

En el jardin de la casa grande, satinadas y diminutas motas de noche se escondían en las negras orquideas susurrando el origen del universo; huían del maligno eclipse abrazando los sumisos pétalos, mientras el principe gris de la neblina soplaba adormecedores perfumes venciendolas de sueño. Soñaban que el mar era la orilla del mundo , y que sus aguas lavaban los pies de Dios, que él se esparcía en los arbustos y que desde allí se apenaba al mirar la brevedad del hombre. De todos los hombres.