En su sombrero la constelación de Tauro engendraba un nido; solsticio de Junio entorchado de pléyades bañando el borde, cúmulo de estrellas jóvenes en un inmemorial universo, era el sombrero mantón de distantes luceros, plateada diafanidad, reminiscencia de explosiones de lejanos planetas, neutrónicas estrellas girando sobre sí mismas, nebulosa de cangrejos de neón, no hay mirada de soslayo, no hay mirada de reojo, hoy no hay cielo ni bóvedas celestes; hay una mujer y un cosmos que gira en su cabeza, hay un sombrero y su lección de astronomia.

Se pavoneaba el faldero pavorreal, iridiscente Don Juan, esmerilado casanova que en sus plumas nadaban los ojos del mar, abriendo el azulado abanico hipnotizaba las hortencias a la sombra del manzano, arbolito que en el tronco recostaba una foto perdída de una fémina de pequeñisima cintura. Frente a ella magia, trucos e ilusionismo el pavorreal sondeaba. En su cabeza coronada de persa plumaje creyó que el retrato era mujer, y que la mujer deslumbrada lo miraba; Tenorio pavorreal!, que era una foto la Venus que a tus ojos embobaba.

Detrás de la puerta estoy, yo busco sin ser buscado,... mis ojos son la llave que la abre, mis ojos son la aldaba que la toca. La mirada ( la mía) es la bisagra que favorece el giro, yo la abro, yo la cierro, mi deseo es cerradura y cerrajero, mi pupila un largavista, mi risa la manija, tu no tienes mirilla, no sabes quien soy, eres nardo que en el edén espío, ojo angular, ojo de pez, te miro y no te olvido, te sueño y me regocijo, tu cuerpo es un teatro y yo soy el unico que mira, tengo ojos, grandes ojos, soy mirón soy tu fisgón soy un voyeur. TE ESTOY MIRANDO.

Recostada la cabeza sobre el pecho del hombre, morada de refulgentes quimeras, ave somnolienta de silencioso plumaje, callados capullos brotando en la noche; en el pecho del hombre su cabeza, duerme en paz y se entrega toda, toda ella sobre el pecho del hombre. Sueña turquezas, sueña rubíes; ella respira y se inspira, perdída, consentida, seducida por amarteladas fábulas, abrazándose completa al pecho del hombre, completa se abraza en deleite, de amarillo, plácida en reposo. Así durmió ,toda enamorada. Así sobre el pecho del hombre.

Las piernas, sus piernas, eran dos mandarinas dulces rodando en campiñas angulares, un par de trasnochados juglares recostados del olivo, eran lilas en el arroyo serpentendo prados, limones amarillos eran también. Sus piernas te digo, eran dos arboles sombreando dos enamorados, eran dos promesas cumplidas,dos enloquecidos caballos, eran dueto de sibaritas gardenias; eran un camino florido y bifurcado llevando al mismo camino: El hedonismo...eso eras las piernas. Sus piernas.

Dicen que por el este aparecerá; aguardan las mujeres con mágicos pájaros en sus sombreros y dóciles manos que despliegan abrillantados abanicos ventilando una espera arrastrada por dos milenios. Tal vez, en un barco poblado de espiritus ataviados de esmeraldas el héroe ésta mañana vendrá ,siguiendo la montaña de espoleados soles. Los niños murmuran que será del pecho que en forma de ave foránea emprenderá el vuelo. En los jardines la gente aglomerada espera mirando al viento que en sus brisas guarda el secreto. Ojalá hoy sople nuestras cabezas.

En las noches cuando llueven dracónidas escapadas de Orión, la constelación de acuario extiende suspiros en la mirada, pórticos del alma, espejos que reflejan celebraciones olvidadas en oscuras madrigueras de la mente; llueve y se aviva el fulgor de todo lo mirado.Estrellas que posan sedimentos de brillante prosperidad sobre los ojos humanos, que fecundan ensueños y escriben libros sobre portento de hombres... es allí el lugar de encuentro y reconciliación, el lugar de los abrazos, y nos abrazamos y abrazados nos salvamos todos... TODOS.

En el jardin de la casa grande, satinadas y diminutas motas de noche se escondían en las negras orquideas susurrando el origen del universo; huían del maligno eclipse abrazando los sumisos pétalos, mientras el principe gris de la neblina soplaba adormecedores perfumes venciendolas de sueño. Soñaban que el mar era la orilla del mundo , y que sus aguas lavaban los pies de Dios, que él se esparcía en los arbustos y que desde allí se apenaba al mirar la brevedad del hombre. De todos los hombres.

El hombre -ave extendía el vuelo desde la colina donde los magos blancos cazan escurridizas azucenas. Las piedras murmuran pero nadie les cree, giraba y giraba el ave, hoja dentada, hoja de otoño, bonsay de selvas crecidas; abajo la yerba buena es la mano de Dios, el cielo es semilla sembrando lagunas y mártires. El ave caía tan rapido que pensó que volaba. El viento como genio malo lo empuja, y el cielo se le queda en los hombros. Hoy no hay milagros, y mañana ya no harán falta.

En el corazón de la mujer nació un silencioso arbusto; eran sus enroscadas ramas que al crecer por las noches, sembraban bosques que explotaban en el aire sombríos paisajes de neblinas enfermizas, de ortigas envenenadas que agrietaban oscuras montañas de lóbregos verdes. Un beso del hombre menguó sus infortunios, esparciendo en sus labios manantiales de agua clara que al amanecer, abrillantaban felices presagios. Fué sólo un beso ( sólo uno), pero tenía magia.

Al fondo de la agrisada villa, siguiendo al silbido del viento y en medio de un camino dibujado por las frondosas copas de solitarios nogales, las ánimas alegres toman el té mientras intercambian imaginarios epitafios.La nodriza noche limpia las lágrimas de los que aún no comprenden la distancia; de llantos que dibujan rosarios resbalando sobre los marmóleos mausoleos. Allí los espiritus seducen las violetas y los nardos con improvisados versos que cuentan embrujadoras fábulas. Dios les mira en silencio.

Al principio de los tiempos en medio del mar Egeo,un barco que partió del futuro naufragó. tres sirenas que salaban sus cuerpos en las heladas aguas llamaban con sus cantos a los hombres, quienes maravillados acudieron veloces sumergiendose en el azulado torbellino del mar donde fueron tragados por la corriente, allí las brujas marinas robaron su respiración para expandir el reino de las sílfides.Por orden divina las sirenas fueron convertidas en salvajes caimanes; aunque todavía en noches de luna nueva, se escuchan arrullos de voces femeninas escondidos entre la espuma de las olas.

Arriba en aquella cumbre, hay un jardin de exóticas plantas que expelen una delgada neblina de color ambarino que al ser inhalada más allá de la medianoche,impulsa la conciencia de los que van a la guerra con imágenes de espiritus celestes, haciendoles recrear memorias felices de civilizaciones pasadas que calman la ansiedad y endurecen la fragilidad de los más vulnerables.Dicen que los soldados bajan de allí con el corazón enamorado, hinchado por las ondas de las banderas de la paz.

De la noche salió una mujer llena de soles esperando las doce; se sentó en la plaza mientras adentro del cuerpo, una lluvia de claros arroyos regaba montañas de niños que jugaban a las escondidas en medio de jardines de lunas blanquísimas que giraban de embeleso con los vientos cálidos que soplaban desde su pecho. El oráculo dijo que eran seis principes que desde mañana entre los hombres, harán del amor un campo donde todos correrán como al principio del universo...

El mandato había sido el mismo por años: Encerrar al mar en un caracol! quién ejecutáse la orden sería dueño de tesoros que yacen en su fondo. Legiones de marinos apelaban a ilusionismos y argucias para apresar las aguas. Fué una mujer que al ser vista por ellos inspiró la solución...un esmerilado llanto moldeaba diminutas ondas en sus ojos; los marinos vislumbraron que una lágrima siempre lleva consigo la profundidad de todos los océanos.

Los ojos disparan flechas, los labios: puñales! , abanica la marea que levanta paredones de agua turbia, tratando en vano de mermar el fuego que aún bajo el mar ardía...todos los dias la cortesana al ver a la princesa abre el corazón envenenado entintando de negro los narcisos. Todos los dias: la envidia! sin reloj a la misma hora...ay! ninguna tan disciplinada y constante como la envidia...

El corazón del hombre era una brasa que incineraba las entrañas, sus ojos eran guarida de lóbregos demonios que desde su pecho empujaban cientos de pájaros oscuros obligándolos al vuelo.Surcaban el cielo dibujando con el pico toros de luces y sátiros encendidos que huían detrás de la neblina.El hombre sufría la calentura de los celos, que aunque ojos no tienen, imaginación les sobra...y con éso a los celos les basta!

La lluvia lavaba los soldados y a sus armas,lavaba el campo de batalla y la legión de plegarias que en secreto se rezaba.La lluvia miraba la querella, la lucha y el combate tendido en el piso; la lluvia empapaba todo el uniforme.No hay montañas ni lagunas, ni domingos ni jardines, NADA, aquí no quedó nada.Solo la lluvia guarnecida en el cuerpo de los hombres.Pura lluvia, sólo lluvia.

Ella besaba el muro y sus grietas, besaba rabiosos zorros, amargas ortigas, montañas enteras,besaba limones y frutas prohibidas,serpientes y enrevesados arbustos,todo besaba menos los labios del hombre.Besaba centurias, besaba el tiempo y sus relojes;todo besa. Mañana besará la noche, y el dia y otra vez la noche,pero ella nunca besará los labios del hombre. NUNCA.

A la mitad de una filosa madrugada,una mujer murió bajo un árbol de cedro. Un pérfido buitre que por allí volaba con los ojos centelleados por la ráfaga de luz que produce el alma al salir del cuerpo, entró rapaz en el pecho de la mujer adueñandose del templo de carne para coexistir allí.Encarnado en cortesana llegó a palacio, pero al ser vista volando fué acusada de herejía y condenada a la hoguera.

A su paso las lágrimas de la reina caían por todos lados oscureciendo todo lo que tocan, salando la piel de los elfos que entre la hierba se escondían.No hubo viento que pudiese borrarlas, no hubo piedra que no murmurase.Un lobo que escondido entre gigantescas flores de anémonas miraba, sigilosamente las lamió una por una.Desde esa noche reconoce a los hombres infieles y de un salto les ataca el pecho para morderles el corazón.

De besos los dos se cubrían, la dicha fué su riqueza, de oro los aros eran, amarillos los diamantes, en la cumbre se encontraron , por el precipicio rodaron, fueron olas, fueron ruedas, barco zarpando sin rumbo, cansados molinos de viento; el bosque agarrado a sus cuerpos, el amanecer se escondía, llegaron en el mundo a su orilla, extasiados, embobados, fallecidos, de la mano agarrados siempre por los labios unidos...

Era una flor de nanúfar que del agua emergía, aureola del lago, nido de rojizas aves, pétalos que evocan manos llamando a Eva, la primera, el origen, la madre multiplicada en todas las mujeres del mundo,que se esconde en las manzanas huyendo de serpientes,brotando miradas fugaces, que vuela sin alas y camina sin pies,que amanece y desaparece,que mira con las manos y cuelga gotas de llanto...que quiere la flor de nanúfar.

Los besos de mujer se tienden en la tierra y alimentan brotes de mirtos y nardos enluciéndolos de brillo.La noche en puntillas desciende besando muros de silencio mientras le cierra los párpados los hombres...insomne, impaciente y detrás del ébano se esconde un caballo que plagado de oráculos besa narcisos blancos mientras aguarda al amor que al amanecer le regalará un laurel...al otro lado del rio una yegua lo imagina.

Sus pies son asalmonadas aves que agujerean el cielo por donde un antiguo rey persa les mira.Bailan en paz en la guerra; las ánimas falsifican esmeraldas y cuchichean mezclándose con los vivos.El amor corona sus cabezas y liberados por las ventanas ondean los suspiros.las bendiciones le hilvanan al futuro entorchados de buena fortuna.La luz sale de los cuerpos,hay silencio...un amartelado aroma de infusiones de fábula se apodera del salón.

Mercurio halaba brisas retrógradas que ensalza el futuro de los hombres.Abajo en los sótanos la humanidad planea un complot.Se saludan unos a otros con un abrazo y un murmullo de secretos les hormiguea los oidos cansados de música; una mujer huye nerviosa y las otras con un reptil en el pecho emprenden enajenadas su persecución.El mundo se clausura...mañana no hay amanecer!

Arriba en el oscuro de la montaña yacía el olvido reclinado en el verde tristón de la espera de nadie. Un hada espanta cuervos que pinchan gardenias pero el blanco les mancha el pico y asustados de pureza vuelan perdídos en circulo.Abajo al pie del monte una declaración de amor se fuga de sus labios.Su amada desaparece en vapores y el hombre se cubre los ojos.Subirá cabizbajo la colina con el cuello encadenado de desprecio arrancándose lagrimas azules.Nunca lo intentará de nuevo...

Las mujeres son de agua; en sus plantas el orgullo de los hombres difumina el camino, el futuro es un diamante amarillo que se vuelve ágrio durazno.Se fuga un beso, hay perdón y un respiro.La espera retuerce los pies mientras el secreto hilvana los labios de rosáceo silencio.El amor es la recompensa de los cuerpos.

Retornan apilados arrastrándose en pántanos movedizos. La humanidad es un sótano de miserias...no hay tiempo, solo deberes que una vez cumplidos se deshacen en arena.Las alas son manojos de infortunios y los guardias se convierten en intrincadas ramas.Anochece y el fuego bordea las salidas.Los niños son de humo y los hombres corren en bandadas perseguidos por legiones de coléricos lobos.El olvido estrangula la memoria de la raza humana. Dios es una hilacha.

En el paraiso las mujeres al dormir se transfiguran en arroyos donde los peces abrillantan sus escamas y reflejan ninfas marinas cabalgadas por bondades humanas.Las nubes se revuelven entre sí al orillarse en esos rios donde beben fluído de féminas para engordar tormentas que ya no asustan anadie. En el pecho flotan brotes de pomarrosa en las almas que no encarnarán de nuevo. Aquí todos vuelan.

En el claustro las novicias expelen plegarias que laceran sus bípedas lenguas. Gotas de limón reverberan ardores sobre latigadas espaldas. Las religiosas sonambulean y entre tinieblas que razgan los pórticos vomitan cuervos que sombrean los paredones. Una superiora señala un eclipse y se detiene hipnotizada por un fuerte aroma a infusiones de fábula que humea los jardines de resentidas amapolas.Hay un lóbrego silencio que puntea los labios.

Bajo sus faldas volaban todos los pájaros del mundo.La emperatriz declara alarma en el bosque, todos corren pero los centauros se pierden en su lascivo camino.Los gnomos se roban la musica de las flautas y toda la flora se entumece ante el toque de una enfermiza ninfa.Los demonios se esconden en las frutas pero éstas estallan quemando los arboles de achispadas refulgencias.Hay caos, pero el cielo cruza los brazos.

Los relojes guardan un secreto.Los niños de la intrincada colina lo descubren y lo susurran en jerigonzas mientras en palacio la Reina enferma. Un coro de infantes improvisa serenatas pero ella tiene los oidos hartos de trasnochados halágos. A la medianoche todos saben el secreto del tiempo, menos ella.Un águila picotéa su ventana pero un guardia convertido en flecha le desangra.Mañana el pasado regresará acusador.

En el ápice del monte un mago lanza crepúsculos del puntiagudo sombrero.Afina trucos y sueña piedras filosofales.Una sacerdotiza mira al cielo y divisa un arcángel que revuelve bendiciones de un viejo baúl.El duende de la sierra se pierde en el camino y descubre pizcas de sol coagulado entre recelosas amapolas.Un nefasto emperador de infaustos reinos los mira a todos y se transfigura en una manada de zorros para atacarles.

Un carcomido barco flamea las renegrídas aguas del mar muerto.Espectros penitentes de hombres sucumbidos en otro tiempo fraguan el descenso.El arrepentimiento en los bolsillos revolotea sigilosas plumas; la mirada se oxida entumeciendo todo lo que vé.El demonio de pantanosos pozos les reclama ,el purgatorio es inmerecido y la fé es un ave de cenizas que todavía no renace.El barco sin timón da vuelta atrás empapado en espejismos.

Al cobijo del arbusto la mujer desentierra el roído mapa del amor..."herejía!" murmuran las hojas abrazando ramas.Un lobo a su espalda memoriza las directrices.El guardia de todas las puertas del mundo las cierra y predice una hecatombe que sacudirá tierra y mar; sólo un arbol tiene fé, y se comprime en eslabones de plegarias.Las hadas taimadas conspiran el robo de todos los verdes del bosque.Dios oye susurros.

Los pétalos rendidos en las manos de los niños curveaban sus dedos.Papá era de plata, mamá de agua, Dios y el cielo divididos en escarchadas trizas entre la hierba los miran. El dragón equivoca su ruta y el arcángel Miguel lo reconoce: Lucifer!,en su defensa todas las flores del mundo afilan sus pétalos.Los reptiles dan vuelta atrás... es orden divina!.El caído desaparece entre pútridas sombras falsificando rubíes.

Al pie de los almendros hay un oráculo enterrado.Dos mujeres vestidas sólo de piel buscan afanadas el futuro.Espiritus celestes espantan colibries que escamoteaban flores y chupaban celulosa.el dia es una adivinanza camuflando el campo en laberinto.El ángel lleva polvos de miedo y los esparce en la cabeza de las mujeres.Ríen nerviosas columpiándose en el susto. Un zorro blanco traga risas mientras afila el colmillo.

La celada es una bacanal de esmerilados puñales.Un vestido de sol le cubría el cuerpo desviando el vuelo de los pájaros que migraban al sur.las mangas repletas de trucos.Los soldados miraban pero su boca era una trampa que enblandecía sus rodillas.Se hizo flecha y escapó entre el acero carcomido de las rejas, se hizo bosque y los vicios encarnados en aves explotaron deshaciendo plumas y garras.Dormida bajo un olivo burlón soñaba que era semilla de carnívora gardenia.

Por las noches los ojos son un búho,el cuerpo sin brújula vaga insomne por los pasillos del caserón abandonado.Los portones dan a ninguna parte, las ventanas son falsas,el techo es altísimo.las escaleras disimulan el camino; arriba hay luz pero él no la vé.Su mano abre el corazón y se adormece justo en la cúspide del precipicio.Un infierno se aproxima pero él no lo sabe...ojalá le bendigan pronto.

Infusiones de azafranadas camelias entibiaban sus cansados labios.El pasado le ronda cabizbajo deshojando margaritas.Gigantescas azucenas espían las ventanas de la casa.Ella se levanta de la silla y mira su sombra lacerada en el piso.San miguel toca sus hombros y escribe un nombre con su dedo.La mujer cierra la mirada envuelta en memorias ancestrales.Hay un beso que apunta certero todos los recuerdos.

Las cerezas negras destilaban jugos dulcificados por los dioses.Hay besos en las orgías.Las manos son pájaros de luz que vuelan perdidos, unificándose en surcos y descendiendo al valle.El amor es un campo donde todos caminan de prisa.Un hombre desnudo y borracho de humo fuma omitiendo esperas mirando arriba y abajo.Dios observa y murmura jerigonzas mientras paciente bendice a los paganos.

La piel era un temblor que cosquilleaba el anillo de safiros.Sus manos dibujaban letras en las que el tedio de la tarde se diluye.Todos los relojes marcan la misma hora, pero se confabulan y detienen su marcha.La noche inunda ventanas susurrando locuras.Ella cede y con el mutismo como escudo pierde la razón.No escribió más,y en un reloj de arena se escondió olvidada por los otros.