AROMAS AMARTELADOS

de historias que afilan las madrugadas

martes, 3 de noviembre de 2009


La piel era un temblor que cosquilleaba el anillo de safiros.Sus manos dibujaban letras en las que el tedio de la tarde se diluye.Todos los relojes marcan la misma hora, pero se confabulan y detienen su marcha.La noche inunda ventanas susurrando locuras.Ella cede y con el mutismo como escudo pierde la razón.No escribió más,y en un reloj de arena se escondió olvidada por los otros.

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