AROMAS AMARTELADOS

de historias que afilan las madrugadas

sábado, 28 de noviembre de 2009


Se pavoneaba el faldero pavorreal, iridiscente Don Juan, esmerilado casanova que en sus plumas nadaban los ojos del mar, abriendo el azulado abanico hipnotizaba las hortencias a la sombra del manzano, arbolito que en el tronco recostaba una foto perdída de una fémina de pequeñisima cintura. Frente a ella magia, trucos e ilusionismo el pavorreal sondeaba. En su cabeza coronada de persa plumaje creyó que el retrato era mujer, y que la mujer deslumbrada lo miraba; Tenorio pavorreal!, que era una foto la Venus que a tus ojos embobaba.

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