AROMAS AMARTELADOS

de historias que afilan las madrugadas

sábado, 28 de noviembre de 2009


En su sombrero la constelación de Tauro engendraba un nido; solsticio de Junio entorchado de pléyades bañando el borde, cúmulo de estrellas jóvenes en un inmemorial universo, era el sombrero mantón de distantes luceros, plateada diafanidad, reminiscencia de explosiones de lejanos planetas, neutrónicas estrellas girando sobre sí mismas, nebulosa de cangrejos de neón, no hay mirada de soslayo, no hay mirada de reojo, hoy no hay cielo ni bóvedas celestes; hay una mujer y un cosmos que gira en su cabeza, hay un sombrero y su lección de astronomia.

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