AROMAS AMARTELADOS

de historias que afilan las madrugadas

miércoles, 11 de noviembre de 2009


La lluvia lavaba los soldados y a sus armas,lavaba el campo de batalla y la legión de plegarias que en secreto se rezaba.La lluvia miraba la querella, la lucha y el combate tendido en el piso; la lluvia empapaba todo el uniforme.No hay montañas ni lagunas, ni domingos ni jardines, NADA, aquí no quedó nada.Solo la lluvia guarnecida en el cuerpo de los hombres.Pura lluvia, sólo lluvia.

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