El mandato había sido el mismo por años: Encerrar al mar en un caracol! quién ejecutáse la orden sería dueño de tesoros que yacen en su fondo. Legiones de marinos apelaban a ilusionismos y argucias para apresar las aguas. Fué una mujer que al ser vista por ellos inspiró la solución...un esmerilado llanto moldeaba diminutas ondas en sus ojos; los marinos vislumbraron que una lágrima siempre lleva consigo la profundidad de todos los océanos.
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